Tengo una invisible esperanza; la tengo como un inquietante murmullo.
Sigo esperando, que algún día, de los labios de nuestra dirigencia escuchemos cantos sinceros, y así; aprendan, “que quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

Tengo una invisible esperanza; la tengo como un inquietante murmullo.
Sigo esperando, que algún día, de los labios de nuestra dirigencia escuchemos cantos sinceros, y así; aprendan, “que quien no vive para servir, no sirve para vivir”.
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