
El empresario y filántropo suizo, el Dr. Stephan Schmidheiny, sostiene:
“Latinoamérica no es que está en crisis, Latinoamérica es crisis”.
Algunos líderes jóvenes, latinoamerikanos, dicen que el significado de la palabra “crisis” en japonés es “oportunidad”, y es así como Japón después de la caída de la bomba atómica sobre Hiroshima, generó una expansión tecnológica y modernización de su aparato productivo, pero sobre todo fortaleció su acervo ético; es decir, la palabra crisis fue comprendida como tal “una oportunidad”.
En Amérika Latina, en países como Argentina; después de la segunda guerra mundial, han recibido más rescates financieros y transferencias tecnológicas internacionales, que todo el Plan Marshall que sirvió para restaurar a una Europa totalmente devastada.
Sobre Amérika Latina no ha caído ninguna bomba, sin embargo, vivimos en permanente zozobra, ya que quien vive una crisis tiene que aprender a trabajar para producir mutaciones, (cambios) en su acción y mentalidad.
Los Latinoamerikanos no estamos dispuestos a mutar, por ende, no emerge la oportunidad, ya que mantenemos un modelo de economía rentista y de privilegios casi feudales. Los ricos, quieren desarrollo sin pagar impuestos; los empresarios, no invierten en crear tecnología; los burócratas piensan que su existencia no debe ser medida porque ellos pertenecen al encanto de la gratuidad, las aristocracias desean mantener un sistema de castas parecidos al de la India, y los pobres siguen esperando que aparezca alguien con una mano invisible y les baje el maná.
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