
Que el corazón y el ánimo nos lleve a votar bien
para ello, no pienses en anular el voto
ya que anularías tu propia acción de responsabilidad social.
Fácil sería el arrullo de anular o no ir a votar,
es más útil siempre pensar qué te conviene desde tu propia razón, esforzarte en intuir aquello, y escoger entre la lánguida risa de Arauz,
el “tecnócrata sin experiencia”,
o el rostro indagador del ex banquero Lasso.
No te confundas, los hechos son claros,
o te responsabilizas o caerás en la perfidia de unos amargados
que piensan que si ellos no están para ser elegidos
no hay quien nos gobierne,
y por ende, piden que anules el voto.
TIRO: 280