
Carlos Figueroa
(Foto de archivo personal)
Objetar la imagen desde el origen de su propósito emocional, su construcción y resultado, es lo que nos formula Carlos Figueroa a través del recurso de la pintura. Él esboza las ideas mediante la inmediatez que procura la fotografía, y las desmenuza con detenimiento en su proceso pictórico, estableciendo un tratamiento a la inversa (Rápido / Lento) con la finalidad de ahondar en el error (repetitivo) que se revela solo tras la contemplación fisgona de quien intenta exponernos en nuestro falsario.

Acrílico
Carlos inició su búsqueda desde el archivo familiar, pintando los relatos de su propia historia, en donde rescata el daño que provoca el paso del tiempo, y lo vuelve parte vivencial de ese material fotográfico.

Oleo y acrílico sobre lienzo

Óleo
Con esto nos aleja de la idea del álbum familiar visto como un libro de reminiscencias que atesora un pasado, para darle la vuelta a modo de repositorio, que le permite interpelar a sus personajes la estructura de la composición fotográfica, el contexto, el cuidado, e inclusive el ¿porqué? de la existencia de ese registro.
Los caminos por el rizoma que transita, lo han llevado bajo su propia intuición a escudriñar actualmente los álbumes que ya no se empolvan en casa, esos de dominio social que se muestran abiertamente en redes y se baten entre lo público y lo “privado”, entre lo efímero y lo histórico de una situación personal o colectiva, los mismos que llevamos a todos lados y renovamos con cierta frecuencia. Es en este lugar donde Figueroa se establece para encontrar las intenciones que conforman una foto, y mostrarnos a través de su trabajo las contradicciones que una construida “instantánea de un instante” supone, al no caber las fallas (subjetivas) en la composición que creamos desde nuestros dispositivos digitales.

Acrílico
La pintura de Carlos Figueroa indaga en la “no exactitud”, mediante la reproducción de manchas o la disolución de personajes extraídos de imágenes existentes, llamando nuestra atención por intermedio del error, al que también solemos recurrir en busca del placer que nos otorga suponernos en armonía.