
Chile, está profundamente agitada, ya tienen tumbada la autoridad paterna que legó Pinochet, con la que se gobernó 40 años constitucionalmente a Chile.
A unos vándalos que parecieran han pasado a una orfandad caracterizada por una gran angustia, más: ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Es un reclamo, es una injusticia dirigida por el prejuicio de que el Padre se enfrenta a una rivalidad entre hijos que sienten que el Padre no les da suficientes nutrimentos?
La Izquierda radical, vende la idea como que si fuese posible una sociedad que no está organizada en forma jerárquica sino horizontal, es decir, sin Padre; pero ¿Qué es lo que hemos visto?
Como en muchas partes del mundo, hoy hay una exigencia compulsiva a exigirle al Padre, es decir, a los Gobiernos Democráticos un “nuevo orden de dominio”, donde la ultraizquierda ofrece libertad y abundancia, pero luego el Partido se transforma en infalible y en el único que todo lo sabe, además reprimiendo al pueblo en función de su saber, para lo cual un solo sujeto asumirá con triquiñuelas la dirección del Estado y de la Sociedad en forma infalible, y así, los nuevos poderosos idealizarán a un hombre que todo lo domina y en nombre de ello una nueva minoría se trasformará en su nuevo padrastro.
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