En estos tiempos que corren,
sí vale decir que hay que elevar nuestra conciencia
y pedir, si queremos estar en lo justo
que hay que sacramentar
el espíritu de la política
para no seguir escuchando
tantas declaraciones pomposas
de amor a la Patria y al pueblo.
Por ello, seamos honestos en nuestros sentires,
es menester y sin rodeos comenzar a empeñarnos
en romper esa grave promesa
de connubiales arreglos, como por ejemplo:
que “hacer obra” “llevando” es una forma de servir a la Patria.
Los ciudadanos de alma y cuerpo ético
debemos arriesgarnos a cambiar
el ritmo de nuestro patrio-concierto.