
La sociedad industrial – tecnológica, nos ha hecho crecer materialmente en una forma expotencial, pero no hemos sido capaces de transformarnos internamente.
La medicina nos está llevando a triplicar el tiempo de nuestra vida, pero hoy, vemos que en las sociedades más desarrolladas el vínculo espiritual con los ancianos radica en los Albergues de ancianos, y la familia se ha atomizado, y es cada día es más nuclear.
Por ello, a esa sociedad industrial – tecnológica que hemos construido, se le requiere dotar de una contracultura, para que crezca una sociedad con una conciencia más espiritual, que alinee a la humanidad en un equilibrio medio, que le dé un sentido existencial que incluya a la metafísica como una herramienta, para balancearse de mejor manera los nuevos tiempos sobre los que la humanidad está montándose.
TIRO: 179