El domingo 11 de abril de 2021, el Ecuador decidió tomar la opción democrática, y aunque ustedes no lo crean; la victoria de Guillermo Lasso no fue lo más importante. Lo más transcendental, fue la derrota a 14 años de “Correísmo” que en los próximos días les causará una fractura al interior del movimiento, pero esta vez desde la Asamblea.
UNA DE CAL
El discurso de Andrés Arauz, aceptando la derrota por la Unión, por la Esperanza, (UNES), menciona que “no es un final sino un comienzo”, y efectivamente es el comienzo del resquebrajamiento de este movimiento que tiene a Correa como único Caudillo.
Ahora solo nos queda trabajar por un Ecuador mejor, por una libre empresa, y por lograr esa gobernabilidad y paz que todos los ecuatorianos desean.
Las historias se repiten, son los Caudillos los que mantienen firmes a los partidarios, y en ese bloque multicolor de Asambleístas electos unos querrán ser oposición, otros querrán ser parte del Lassismo, y otros; fieles y leales al Caudillo obedecerán la orden sin más ni más, es así como cada facción buscará un líder y su conveniencia personal.

UNA DE ARENA
La aceptación de la derrota por parte de Rafael Correa es un signo de debilidad política, de un liderazgo que no puede ejercerse desde ningún ático, sea éste en Bélgica o en la tierra de los mariachis, ahí en esa aceptación hay un cálculo político muy visible, el uno es sostener la Alcaldía de Quito poniendo a otro correísta luego de que se cumplan los plazos. Es posible, que Correa en su interior, no quiso que ganara su llaverito, para que nadie le haga sombra a su imagen, porque ningún político quiere que dejar un legado que sea mejor que él.
Los ecuatorianos que votamos por Guillermo Lasso, más que por un candidato, votamos por nuestra libertad, nuestra familia y por nuestro país.
Giovanni Reyes – Corresponsal en Guayaquil, parroquia Tarqui.