Todo ser racional tiene anhelos, quizás hasta objetivos, pero en la vida he visto hombres brillantes que nunca han querido asumir riesgos o lanzarse a los desafíos que le plantean sus propios resultados; estos, se quedan mirando el espectáculo de otros menos brillantes, que llenos de audacia realizan lo que ellos apenas alcanzaron a soñar.
Por ello, el gran desafío de la vida consiste en superar esta actitud de resistencia, cambiando la perspectiva que se tiene frente al problema de la vida, rompiendo con el auto engaño y haciendo que aparezca el coraje para no solo ver más allá del horizonte en forma cómoda, sino ubicarse en el fondo de ese horizonte. Esa es la única forma de descubrir tu propia naturaleza.
Más allá de las palabras, más allá de los conceptos, existe un sitio donde todo éxito o fracaso se carbura en el corazón del coraje…