La historia humana nace con el deseo o sed de Poder. Cada quien va inventando un Dios de acuerdo a sus intereses, que sea útil para imponérselo a los demás.
Preguntémonos:
¿El Capitalismo ha vencido?
¿El Socialismo ha vencido?
Debemos cuestionar a fondo los triunfalismos de ambos bandos. La función humana de un intelectual es vivir en un estado de crítica, y este programa tiende a criticar e interrogar lo instituido no por placer, sino porque hay que tomar distancia de lo instituido, de lo contrario, no habría pensamiento crítico ya que para que el ser humano acceda a su propia autonomía tiene que educarse a través de la crítica.
Ya lo decían los griegos: “El individuo se volverá lo que la sociedad haga con él”, y esta construcción se da a través de la educación, por lo tanto, la propuesta de educación debe marcar como “política de sociedad” la libertad individual. Para ello, hay que tener cuidado con los excesos de religiosidad o los dogmas políticos (caso Cuba o Venezuela) que enseñan a adorar y no a pensar, resultando ser una pedagogía para conservar una verdad ajena a la realidad social para que unos cuantos se sostengan en el Poder.
Ramón Gutiérrez, decía: “Hacer filosofía no sirve para nada, pero a mí me motiva, soy como un niño que le echa dardos a los barcos que flotan, y sobre todo hago filosofía para ver si me sacudo frente a esas certezas de la vida que parecen inamovibles, pero que van en contra de un mundo más equilibrado”.
Creo que nuestra función es ser contestatarios del orden establecido, y potenciar nuevos imaginarios, para generar la creación de un mundo siempre más humano.
Ni el capitalismo ni el socialismo han vencido, porque no han ponderado el valor fundamental de lo humano: “La Dignidad“, y para eso existe la filosofía, para buscar soluciones y sanar ese gran problema.