
Dice un conocido educador guayaquileño que “educar es transmitir valores”.
En estos días algunos Centros Educativos privados de la zona de Daule y Samborondón se han acogido al Art. 169 del Código del Trabajo para despedir a sus empleados, violando los Derechos consagrados en la misma ley, que obliga a indemnizar con los correspondientes desahucios, entre ellos, el cálculo de jubilación patronal, perjudicando a empleados y Maestros; quienes ayudaron a construir el patrimonio institucional y de sus propietarios.
Es lamentable pensar que quienes educan solo repitan decálogos de valores, pero no sean capaces de ejercer en sus propios negocios los respectivos actos de honestidad y responsabilidad social, y que cacarean en el seno de sus planteles, para luego aplicar triquiñuelas jurídicas y apropiarse del dinero ajeno.
Queda claro que este tipo de educadores disfrazados de parsimoniosos monjes no practican lo que predican, y se aprovechan de crisis momentáneas en el sector educativo para despojar de cientos de miles de dólares al personal de sus Instituciones, sin haber liquidado ningún Activo personal o corporativo para honrar los Pasivos Laborales, como lo haría cualquier empresario con un mínimo de ética.
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