El discurso religioso y las utopías sociales, a lo largo de la historia de la humanidad

han estado exageradamente preocupados por la norma, más lamentablemente involucrados profundamente con los vicios más pueriles. Debido a ello, se debe estar atentos, no con la doctrina que predican sino con su práctica, de lo contrario, los ciudadanos seguiremos viviendo en un “antilugar” lleno de intensas transgresiones y regresiones.
Los pueblos como el Ecuador están muy enseñados a delegar el Poder a “elegidos” que son incapaces de controlar sus emociones y vicios, por eso durante los últimos 200 años, inclusive dentro de los periodos democráticos, los ecuatorianos nos hemos pasado eligiendo líderes carismáticos con sus poderosos caudillajes, en lugar de una manera más racional y colectiva; fortaleciendo la institucionalidad que debería estar democráticamente representada a través de la Organización política más significativa en democracia, que son los Partidos Políticos; y que lamentablemente solo han servido como “vehículos” para estructurar plataformas electorales y electoreras para caudillos y caudillajes, creando zozobra sobre el ambiente democrático.
Hoy, en pleno año 2020, la democracia sistemáticamente tiene que comenzar a derrotar
los caudillajes y caudillos, para transformar a los Partidos Políticos no en “vehículos electorales” para caudillos, sino en verdaderas plataformas para la construcción colectiva de proyectos, ideas e ideales, debidamente consensuados y discrepados al interior del Partido, y luego confrontados con las ideas y proyectos de otras Organizaciones Sociales y Políticas, para darle un lugar a la “democracia” y no un “antilugar”.
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