
La democracia solo enriquece en virtud al sentido moral con que sus actores, dirigentes y ciudadanos, actúen.
Una sociedad democrática debe establecer compromisos claros de conciencia social, ya que sin actividad horizontal práctica entre ciudadanos y Estado, no hay eficiencia social.
Es repugnante pensar que una democracia se reduzca a que los ciudadanos voten, responsabilizando exclusivamente a los gobiernos y cogobernantes de los logros de una sociedad.
Es hora que todos entendamos a plenitud y con letras mayúsculas que “la democracia es:
EL RESPETO DE LAS REGLAS”, o lo que es igual a cumplir democráticamente la ley. Bajo esas premisas fundamentales una sociedad alivia tensiones y logra el más ansiado bien social: La Paz.
TIRO: 161