Luego de una campaña completamente agresiva, sobre todo en redes sociales, la mayoría de ecuatorianos habilitados para sufragar tienen definido su voto. Todavía queda un grupo minoritario, aunque no menos importante, que no han decidido, por esta razón es necesario analizar y concientizar un voto responsable y sobre todo positivo.
Una crisis económica y social arrastrada por 13 años que terminó por desbordarse a inicios del 2020 cuando el Ecuador sufrió el embate del COVID19, desaceleró radicalmente la economía, gente desempleada, cierre de negocios, familias enteras sin tener acceso a la canasta básica, créditos vencidos, deudas acumuladas por servicios básicos, deserción estudiantil, entre otros; son problemas que obligan a buscar un cambio en la visión política socioeconómica.

Los ecuatorianos necesitan empleo y la única forma de generar plazas de trabajo es mediante la inversión privada y el apoyo del Estado al emprendimiento, pero este último con tasas de interés accesibles, y para ello el riesgo-país debe bajar, con un gobierno que genere estabilidad y seguridad jurídica y tributaria.
La agricultura, ganadería y acuicultura, son sectores que merecen atención, sobre todo en la Sierra y Oriente por la cantidad de minifundistas y pequeños productores. Fortalecer sus actividades con la reducción de aranceles y la apertura de mercados con socios comerciales estratégicos, les permitirá exportar sobre todo; los productos no tradicionales.
La Salud Pública priorizada a grupos vulnerables, la desnutrición infantil y la atención de los adultos mayores son temas que requieren especial interés del Estado.
La educación, seguridad, y la eliminación de la tabla de drogas, son aspectos que generan una gran expectativa de cambio, ya que de esto depende el futuro de nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
El Ecuador necesita un giro en la manera de hacer política, la realidad propia y los resultados palpados por años en Cuba, Venezuela y el descenso económico de Brasil, Argentina y Bolivia nos obliga a reflexionar y aceptar que el modelo socialista fue un completo fracaso.
Hoy más que nunca, los ecuatorianos debemos unirnos dejando de lado diferencias ideológicas, buscando el bien común y decidiendo coherentemente por la patria y sobre todo por nuestras familias.
ALEXANDRA NARANJO – CORRESPONSAL DE TUNGURAHUA