Desde que empezamos a ser humanos, el deseo de algunas personas, siempre fue el control total de la humanidad; “ser el más poderoso del mundo”.
Quienes tienen esta ambición enfermiza cuentan con dos características comunes; son muy inteligentes y no tienen escrúpulos, para concretar este deseo se han inventado diferentes estrategias que han dado resultado con sectores muy numerosos de la población.
En esta entrega, relataré una de las tácticas más antiguas, usada para alcanzar el control total de la población, la “Delegación Divina”.
Cuando bajamos de los árboles y empezamos a ser personas, en los diversos grupos siempre surgía un líder, seguro que por ser el más hábil para cazar, pero en algún momento a uno de nuestros antepasados se le ocurrió la genialidad de convencer a sus compañeros del clan, que él se comunicaba con un Ser Divino y que debía ser el líder del grupo porque así lo había ordenado este Ser.
Considero que esta es la estrategia más antigua y la más eficiente, ya que todavía funciona, en la actualidad millones de personas se inclinan, besan, y demuestran sumisión ante algún símbolo que portan reyes y jefes de Estado, que representan la Delegación Divina.
Los escritos que conforman la Biblia son una compilación de la sabiduría de la Nación Judía, pero algunos libros importantes no fueron incorporados en la Biblia católica actual, esto porque no le resultaban útiles al sistema establecido de la época, y todavía es muy útil, debido a que hubiera quedado descartada la Delegación Divina y ya no hubiera sido necesaria la mediación de la casta sacerdotal para comunicarse con Dios.
A la clase dominante de Egipto, de Centro y Sur América, de China y Rusia, también le funcionó muy bien asumir el control total de la población mediante la Delegación Divina.
Es importante dejar en claro, que considero importante la religión porque daba cierta tranquilidad a las personas que se preguntaban por la causa de casi todos los fenómenos de la Naturaleza; lluvia, terremotos, erupciones volcánicas, viento, mareas, muerte, y un extenso etcétera.
Hace miles de años, cuando empezábamos a ser personas, y poco sabíamos, Dios era una buena explicación para todas nuestras dudas.
Dios era necesario para lograr la tranquilidad de la población, y lo seguirá siendo porque lo que desconocemos es un océano, y el conocimiento actual de la humanidad podría entrar en un pequeño vaso.
Quien convencía a la población que Dios le hacía caso, lograba un gran poder, nadie se opondría a su voluntad, todos querrían ser su amigo, o al menos tener su favor, porque solo a través de dicho Delegado, Dios le resolvería su problema, su banco mercante llegaría a puerto, su cosecha sería abundante, su ganado nunca enfermaría, o le jugaría el número de la lotería.