Los debates presidenciales más recordados; son el de León Febres Cordero con Rodrigo Borja el año 1984, cuando se confrontaron dos propuestas para administrar el país, y el de Rafael Correa con Álvaro Noboa en el año 2006, cuando Correa denunció que Noboa pagaba muy pocos impuestos, pero a la pregunta de Noboa, de ¿cuánto pagaba de impuestos Correa?, este no pudo contestar.
En los últimos días de la semana pasada se desarrollaron debates entre los candidatos a la Presidencia del Ecuador.
La mayoría de candidatos aprovechó el espacio para informar lo que deseaban concretar si ganaban la Presidencia, en este punto recuerdo la conversación que los adolescentes tienen sobre lo que harían si se ganan la lotería, donde la mayoría asegura que usará el dinero para ayudar a su familia y para asegurar sus ingresos económicos mediante un negocio.
En la realidad se han dado muchos casos de personas que se ganan la lotería pero a los pocos años están quebrados. Así ví los debates del fin de semana, personas que se lanzaron de candidatos a la Presidencia con la aspiración que “les juegue el número” y que aprovecharon un espacio de promoción para tratar de convencer que tienen buenas intenciones.
Los candidatos expresaron lo que su corazón siente, es notorio que uno de ellos siente amargura, y está seguro que convencerá a los ecuatorianos siendo pendenciero y malhablado.

Muchas de las ofertas de otro candidato ya las pudo haber concretado a través de su bancada legislativa, por lo que su palabra es poco creíble.
Los debates del fin de semana hicieron que la indecisión suba, que el rechazo a los candidatos sea mayor.
Por lo que para encontrar el mejor candidato para la presidencia del Ecuador, es necesario que revisemos dos aspectos: ¿Quiénes son las personas que respaldan al candidato y que serán parte de su gobierno?, ¿Cuál es el pasado político del candidato y de sus principales asesores?
“Escucha los pasos del ruiseñor, y no su canto” Proverbio alemán.