
Los políticos hablan con seductor lenguaje para hacerse famosos y captar el poder, luego, como cabezas parlantes, solo muestran que lo único que pueden hacer es seguir parlando.
El pueblo, sus líderes y sus órganos de lenguaje han sido incapaces de aprender de los ejes de la gramática del cumplimiento, por ello no logran acelerar su propio desarrollo y evolución, aunque suene cruel bajo ninguna forma intentan mejorar su genética del cumplimiento.
Y así, políticos y ciudadanía se dedican a hacer unas cuantas muecas o musarañas como protesta y nada cambia en el Ecuador. Al fin de cuentas, todo es cuestión de herencia, por eso talvez las cosas siempre se pueden digerir.
Entendamos que la falla del Ecuador es un problema genético cultural, y mientras no
modifiquemos nuestra gramática ética, la cosa será siempre un “círculo vicioso de decepciones”.
TIRO: 119