El Populismo, según la RAE, es una «tendencia política que pretende atraerse a las clases populares». Su origen es un movimiento ruso del siglo XIX, llamado narodnismo, término que se traduce al español como Populismo, derivado del lema “ir hacia el pueblo”. El populismo se ha vestido de muchas ideologías que oscilan entre la derecha, ultraderecha y principalmente de izquierdas. En este aspecto nos detendremos en el Populismo vestido de Socialismo en América Latina para entender cómo el triunfalismo de algunos puede conducir a la victoria de otros.
Recordemos algunos antecedentes mundiales: los días 6 y 7 de febrero de 1992, pocos meses después de la caída de la Unión Soviética, la Red de Estocolmo y el Centro por la Nueva Europa patrocinaron una conferencia en Bélgica que culminó con un “Baile Capitalista” en la Bolsa de Comercio de Bruselas. Este baile celebraba el triunfo del capitalismo sobre el socialismo y no hay que negar que había motivos para celebrar, pues hacía apenas unas décadas el 60% de la población mundial vivía bajo una forma de socialismo autoritario y ya para 1992 casi todo ese mundo se había derrumbado. Por aquellos años Francis Fukuyama publicó su célebre libro “El fin de la historia y el último hombre”, donde expuso una polémica tesis: La historia, como lucha de ideologías, ha terminado, con un mundo final basado en una democracia liberal que se ha impuesto tras el fin de la Guerra Fría.
Pero la historia nos enseña que no hay que cantar victoria de manera apresurada, que la historia es un laboratorio donde el tiempo es quien hace visible los resultados. Esta borrachera de victoria ideológica hizo que muchos en el mundo olvidaran que los populismos y los activistas sociales -en su inmensa mayoría- ven en el socialismo una bandera de lucha para sus ideas. Durante años se ponderó el capital por encima del ser humano y se ignoró que la historia fluye como el agua, y que las desigualdades manifiestas y no escuchadas fueron y serán caldo de cultivo para que regímenes autodenominados de izquierda revolucionaria volviesen con fuerza en África, Asia y América Latina.
Latinoamérica vivió un período de desgaste de los regímenes de tendencia popular socialista debido a factores económicos y por los propios errores de estos, permitiendo la subida al poder de gobiernos opositores autodenominados de Derecha.
En Ecuador, algunos candidatos y sectores de la sociedad cantan victoria argumentando que si bien en Bolivia y Chile se han dado resultados electorales prosocialistas esto no debería darse en nuestro país, pues dudan de algunas cualidades de los candidatos de Izquierda; pero, al parecer, se sigue ignorando el factor social y humano y se sigue ponderando las propuestas económicas, olvidando que el voto del descontento ya está en la calle esperando un ‘’caudillo’’, un ‘’líder’’ de masas; indistintamente si este es alto, bajo, con formación o sin ella, Empresario o Catedrático. Siempre se debe recordar que el voto populista existe desde antes que exista el candidato y que el voto del descontento social es una espiga madura esperando ser cosechada.