
El Ecuador y en gran medida algunos líderes y ciudadanos de otras partes del planeta, se encuentran imbuidos de un cinismo absoluto sobre el valor institucional de la ética, pero sobre todo carentes de un mínimo de creatividad para generar una sociedad que evolucione armónicamente.
Por ello, hay una gran oportunidad para intentar comprender el real estado de la humanidad y darnos cuenta que tenemos que encontrar un compromiso concertado entre la razón y la tecnología; entre el Espíritu y el Empirismo.
Por ende, hay que considerar que el Siglo XXI en su 3era. década debe encarnar el sufrimiento humano que se ha acelerado frente al gran caos filosófico, tecnológico, que vive la humanidad, para ello debe crear y concertar corrientes que generen una tormenta purificadora a través de la ética y la moral.
TIRO: 36