Hace un tiempo atrás, me venía cuestionando sobre mis miedos y cómo he venido superándolos. Estar con ellos me ha llenado de sabiduría y he aprendido a transitarlos con amor, pero: ¿Qué es el miedo?, ¿Por qué tenemos miedo?, ¿A qué le tenemos miedo?, ¿Por qué huimos de estos?, ¿Por qué nos paraliza el miedo?, ¿Por qué lo vemos como un problema y no lo vemos como aliado de nuestro crecimiento personal?

Así nació este micro relato ilustrado acerca de lo que pensaba del miedo, de mis miedos, y de cómo yo percibo que estos nos afectan.

El miedo, siempre está al acecho de nuestros pensamientos más vulnerables. Hay personas que crearon una relación duradera con sus miedos. Unos, los cargan como equipaje en su andar, otros; lo utilizan de excusa para “defenderse de otros”, y otras, son personas libres del miedo que pasan ligeros transformando el mundo de otros creando magia por dónde van.

En lo desconocido, el miedo se suele llegar a presentar, invitándolos a través de nuestros pensamientos que nos abruman por la incertidumbre de lo incierto.

Soltar, dejarnos abrazar por ese sentimiento, mirarlo con amor, permitirnos sentirlo, escucharlo, escucharnos, darnos consentimiento a vivirlo, y permitir que la luz nos ilumine en la oscuridad.

Disfrutar del proceso, atravesar con el miedo en lo incierto; de eso se trata la vida, de momentos de luz y oscuridad. El miedo nunca desaparece, solo descansa, y las cosas a las que les tenemos miedo nos ayudan a avanzar a lugares inesperados.