Aunque se disgusten los comunistas-marxistas; la sociedad capitalista va a evolucionar, de tal modo que la exigencia aguda de un hombre revolucionario será evolutivamente reemplazada por un cambio de su goce pulsional como hombre productivista (goce consumista), por un hombre que irá llevando su energía erótica hacia los campos del ocio, buscando aproximaciones claras entre el hombre y todos los reinos cósmicos, sobre todo lo metafísico.
El control social ya no radicará en el control del rendimiento productivo, eso quedará para las máquinas y la inteligencia artificial, sino en el control sociopolítico de una sociedad de la cual derivará una voluntad mancomunada en redes, sin coacciones sociales superfluas, ya que el control lo tendrá quien organice esas redes colectivamente y no los Estados.