
La Revolución Industrial fue una Revolución del Capitalismo a finales del Siglo XVIII, el vapor dio importantes opciones y potenció el desarrollo industrial en forma radical, más de igual modo, crecieron las desigualdades y se multiplicó el término “obrero y proletario”, que también puso sus contrapesos en favor de sus Derechos Laborales versus el nuevo Orden Capitalista.
Ahora en pleno Siglo XXI, emana una nueva Revolución, financiada por los ricos y sostenida por ingeniosos ingenieros de la biotecnología, la inteligencia artificial y la nueva fenomenología cibernética, que pareciera que dejara al hombre fuera del juego socio económico.
Es de esperar una contra revolución del espíritu humano, ya que se corre nuevamente el riesgo de proletarizar más a la gran masa. Por ello, muchos ciudadanos de todo el mundo, están cociendo una contracultura, que humanice y defienda las necesidades humanas frente al desarrollo de un nuevo orden tecnológico, para que no avasalle la dignidad humana, y aborde de forma adecuada la necesaria redistribución del trabajo, la riqueza y el ocio, basados en la responsabilidad ecológica orientada al equilibrio de todas las partes donde seguramente cada “actor humano” tendrá que recibir fichas para que el juego no se acabe.
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