Mi Padre era un hombre de pocas pulgas, y siempre manifestaba:
“No es el otro el que evita tu desarrollo, es tu incompetencia intelectual que expande tu incapacidad”.
Y continuaba afirmando: “Tu verdadero y único enemigo está en tu ego, en tu pereza, en tu soberbia o en tu lujuria, por lo tanto; introspeccionáte primero, antes de actuar”.
