Nadie puede poseer todo el Poder.
“La magia de este mundo siempre está disponible, pero no pertenece a nadie”, decía Chögyam Trungpa, y continuaba… “Cada uno elige lo que quiere ser dentro de esa limitación”.
Diego Rodríguez (ecuatoriano) en su Obra “Estrategia para Vencer“, cita un viejo proverbio africano: “Da igual que seas león o gacela, cuando salga el sol más te vale empezar a correr”.
Diríamos entonces que todo ser, incluido el hombre, es insignificante frente a la inmensidad del Universo, sin embargo, todos tenemos un espacio para jugar, así sea solo corriendo ante tanta inmensidad.
Antes de extinguirnos como especie, con sabiduría deberíamos pensar que tenemos que aprender a caminar, intentando permanentemente convertir nuestra voluntad para no afectar nocivamente al Universo, de tal forma, que desde lo humano tengamos la habilidad suficiente de no perecer como especie.
Debemos estimular nuestro espíritu creativo, para ello, hay que lograr una lógica sincronía, de tal forma, que la relación con los otros y lo otro no tenga rasgos nocivos sino curativos.
Hay que saber conservar y crear, esa es una fórmula básica para la superación humana, nada de lo que está en el mundo nos pertenece, sin embargo, somos parte de ello y tenemos que aprovecharlo para ir disfrutando en armonía con los otros y con lo otro, desde que nacemos hasta que morimos. Si sabemos cómo conservar y liberar nos recrearemos y no nos autodestruiremos.