
En las relaciones de Poder (Norte – Sur), el Primer Mundo tiene, pase lo que pase, el arma definitiva que nosotros no tenemos. La expansión y reinvención permanente que ellos tienen de tecnología, dista de nuestro papel desechable y olvidable, ya que no trascendemos tecnológicamente.
La pregunta primera sería:
¿Por qué sucede esto?
Porque tienen objetivos claros, visiones y misiones de largo, mediano y corto plazo, se adiestran y se educan para tener gente formada para toda la vida, entendiendo que los instrumentos de Capital no son para siempre, y tienen que ir evolucionando; en tanto nosotros,los Tercer Mundistas, solo tenemos unas misiones y visiones líricas no medibles.
En resumen, mientras en la dinámica del Primer Mundo nada nace sin fecha de caducidad, todos nuestros marcos de creencias son irrenunciables, inagotables; perdiendo toda forma de vigor frente a la permanente renovación e innovación que se auto-impone en el mundo desarrollado, de acuerdo a los tiempos venideros.
Nuestro Tercer Mundo, vive un siniestro y convulsivo espectro, que nos hace quedar atollados, sin entender con qué demandas existenciales debemos cumplir para asumir la vida frente al permanente derrumbe de la sociedad, por carencia de no saber hacer la elección emocional y técnicamente adecuada para un gran porvenir.
TIRO: 43