Nadie llega a la evolución por el camino de la esperanza, todo continúa igual por más que los profetas anuncien “el paraíso o el futuro prometido”.
El presente y el mañana solo se lo construye con trabajo, ya que no hay señales del fin del mundo, sino señas claras que indican que si no nos concentramos en hacer bien nuestro trabajo la vida no tendrá sentido y no cantarás ninguna victoria.
Por ello, cada quien debe responsabilizarse con la sana praxis de la existencia.