
Jamás imaginamos que el 2020 nos iba a sorprender de una manera nefasta. Al iniciar un nuevo año nos trazamos metas y mientras entramos al tercer mes con ilusiones y proyecciones, apareció un virus microscópico y fulminante a la vez, que nos arrebató parte de la humanidad, la economía, generándose una crisis global. Quizás este virus ha sido creado por el hombre en un laboratorio o por cualquier otra hipótesis, a estas alturas lo que importa es saber el después del COVID – 19.
Han pasado casi 4 meses desde que iniciamos una cuarentena, un instante universal nunca antes vivido, marcando realidades y consecuencias en cada uno de nosotros. Cuarenta y cinco días encerrados, llenos de angustia e incertidumbre, aprendiendo a sobrevivir, a ser cuidadosos; a acatar órdenes, leyes, reglas y a ser disciplinados para proteger a nuestras familias, en conclusión: “desafiando a la muerte”.
Nos tocó reinventarnos y dejar a un lado la profesión que nos daba el sustento diario, quincenal o mensual; para muchos el empleo se nos fue de las manos, y entonces agarramos ánimo de donde no teníamos para salir a enfrentar al coronavirus. La mascarilla se hizo parte del outfit, y el alcohol un aliado -compañero de batallas.
“Emprender”: una palabra muy sonada y de moda que en la pandemia se ha hecho repetitiva. Crear, construir, vender, elaborar e invertir es lo que queda. La defino como un sueño que aún se puede cumplir, los frutos no se verán de la noche a la mañana, sin embargo, con constancia, perseverancia y sacrificio, se puede lograr avanzar en un negocio, es cuestión de buscar estrategias, contactos, marketing digital, buen manejo de redes sociales, contenido de calidad, y sobre todo llenarnos de optimismo.
No podemos dejarnos vencer por un virus mortal, ni tampoco por la letal corrupción que pone en riesgo el bienestar social.
VOZ CIUDADANA:
Ivonne Cevallos / Comunicadora social