
Muchos estuvieron convencidos de que la pobreza de los más pobres iba a llenar la Fiscalía de denuncias por delitos famélicos, producidos por asaltos a tiendas y robos menores, pero lo que no era de esperar, sucedió.
Resultó que los políticos, allegados al Poder, sus familiares, incluidos sus arropados y arropadas, saquearon por millones sin ninguna razón famélica, sino, por pura y suprema codicia, en perjuicio de la salud del Erario Nacional y de la Salud Pública.
Lo grave, es que los apresados por hurtos famélicos (los pobres), demoran mucho más tiempo en salir de la prisión preventiva, que los inMorales Prefectos y Prefectas que salen en cuestión de minutos.
¡Cosas de la justicia criolla!
TIRO: 2