Todo animal seductor contiene una trampa, ya que su esencia está cargada de imperfección, aunque se vista y revista de perfecciones.
Ya lo dice ese viejo refrán popular: “Aunque el mono se vista de seda, mono se queda”.

Todo animal seductor contiene una trampa, ya que su esencia está cargada de imperfección, aunque se vista y revista de perfecciones.
Ya lo dice ese viejo refrán popular: “Aunque el mono se vista de seda, mono se queda”.
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