El dogma es el opio del Pueblo, y a gran parte del Pueblo le gusta vivir dopado.
Lenín Moreno llegó a la Presidencia del Ecuador de la mano de Rafael Correa, aunque también tenía una base electoral y fue un buen candidato, con su discurso logró la aceptación del correísmo y conquistó un electorado nuevo.
Para Moreno, lo más cómodo hubiera sido seguir el libreto correísta, con esto; garantizaba que el Proyecto Socialista Siglo XXI se perpetúe, como ha sucedido en Cuba y en Venezuela, pero Lenín decidió hacer lo correcto antes que lo popular, realizó una consulta que permitió iniciar el camino para la descorreización del Ecuador, no interfirió en el trabajo de la Fiscalía ni de las Cortes de Justicia, respetó la Libertad de Expresión. Se enfrentó a un grupo de personas que no tienen escrúpulos en hacer lo que sea para alcanzar sus ilegales propósitos.

Moreno inició el camino hacia el Estado de Derecho con Instituciones de Control Independientes. Como resultado de esta actitud; la cúpula correísta está en la cárcel o prófuga, y continúan las investigaciones en más casos de corrupción millonaria.
El Socialismo del Siglo XXI se basa en la infalibilidad del dueño del partido. El eje central del correísmo es idolatrar a Rafael Correa, y Moreno; tuvo la valentía de romper este dogma.
Todos los ecuatorianos, correístas y los demás, tenemos una deuda con Lenín Moreno, Ecuador era un barco con rumbo directo a los acantilados del Socialismo Siglo XXI, y Moreno se la jugó, movió el timón y marcó un nuevo rumbo, cumplió su promesa de dejar a su sucesor un Ecuador mejor del que recibió.
Gracias, Lenin Moreno.