
El nacional socialismo, al igual que todo totalitarismo,
deja por detrás la doctrina e impone la figura imponente
de un ser que no parece humano y es duro de vencer.
Para ello, desde el oficialismo se vuelven inquisidores y hostiles a la vida de quienes no comulgan con ellos,
pero sobre todo se vuelven rigurosos
en que no haya forma posible de que existan
influencias extrañas a sus ideas,
peor aún competencia política.
Les encanta hablar de Proyectos Milenarios,
y codifican a través de los Sistemas Educativos
valores que sostengan su eternidad,
y se oponen a cualquier forma de proveeduría
de ideas que desvíen su matriz ideológica,
formulando ideas taxativas e inequívocas,
por lo tanto, impositivas; y por ello irracionales.
Luego, anquisolados en el poder como en Cuba,
Venezuela o Nicaragua, se vuelven ultra conservadores,
siempre a la defensiva de la ideología oficial, y por ende,
hostiles a la vida de todos los demás ciudadanos
que no coincidan con sus propios intereses.
TIRO: 236