
Hoy, lo lógico sería que los políticos e intelectuales, repensemos el papel y el alcance de la palabra “Mercado y Estado”, dentro de nuestras prácticas sociales y económicas, ya que de seguir sobrevalorando al Mercado y al Estado e infravalorando la esencia cívica del individuo, seguirá la sociedad atrapada, en el campo de la amoralidad y la ilegitimidad.
El Político íntegro tiene que entender que el Mercado y el Estado, son herramientas de la sociedad para servirse de ellas, y no entelequias para desgajar la integridad humana
a través del abuso del Poder del Mercado o del Estado, lo más importante ante este abuso,
es que el ciudadano o la ciudadana identifiquen que con su indiferencia fortalecen día a día la inmensidad del Poder del Estado y del Mercado, ya que no han sabido organizarse para que la sociedad sepa usar “al Estado y al Mercado” como herramientas a favor de ellos, y no suceda que la sociedad termine una y otra vez siendo abusada por el inconmensurable poder de esas dos viejas entelequias, a los cuales los ciudadanos le han cedido tanta efervescencia y poder.
TIRO: 58