Filosofía significa: “amor por la sabiduría”. Filos significa: amar a las personas, pero en este nuestro País se ha desarrollado una contra-filosofía; un fastidio a la sabiduría, lo que no permite ni siquiera comenzar a resolver el dilema nacional, ya que no nos hacemos las siguientes preguntas:
¿Cómo nos sintonizamos a las ondas del pensamiento del otro?
¿Cómo construimos pensamiento?
¿Cómo nos reconciliamos con la verdad?
¿Por qué no comenzamos a resolver nuestros problemas filosóficamente?
La falta de escuelas filosóficas en el Ecuador no nos ha permitido llevarnos bien ni con nosotros mismos. Atesoramos el pleito sin ninguna responsabilidad social, y más bien cargados de una inmensa irresponsabilidad de no buscar una solución intelectual y/o espiritual.
Nietzsche sostenía: “Que la gente feliz no tiene historia, en cambio la gente que arrastra historia tiene que estar casi siempre preocupada”.
El pasado ocupa el presente y bloquea un tanto el futuro, por eso los Pueblos que poco evolucionan matan cada cierto tiempo su historia para no cargar con ella, y en este caso, el Ecuador es campeón mundial, ya va por su vigésima primera Constitución.
El Ecuador debe filosóficamente conectarse con cosas útiles, entender que las cosas grandes son la sumatoria de cosas pequeñas; es decir, que a través de un hilamiento paciente se va construyendo una filosofía para la vida. Todos los pueblos del mundo están limitados por su conocimiento y poder, más somos libres de imaginar y crear el mundo que queramos. Para ello debemos reconocer que el puente que nos ha conducido hacia la realidad presente y futura está hecho de átomos y de un pasado que no podemos desperdiciar ni despreciar.
En retrospectiva perspectiva, el hombre solo es una proyección atómica de su propia historia.