Por Lcda. María José Cayetano T., Fisioterapeuta
Una notable fisioterapeuta analiza los beneficios de ejercitarse para contrarrestar los efectos adversos del confinamiento en pandemia.
En la mayoría de los entornos en que nos desenvolvemos diariamente encontramos poca acogida a la idea de incorporar una rutina de ejercicios para tener un estilo de vida más sustentable para nuestro organismo. Asociamos el ejercicio a una sobre demanda que suponemos nuestro cuerpo no podría soportar, entonces nos negamos a darle la oportunidad.
La actividad física está presente en lo cotidiano; al caminar, barrer, subir y bajar escaleras… Es todo movimiento, por más pequeño que sea, que genere un gasto energético a partir del sistema osteomuscular. Potenciar estas pequeñas actividades llevándolas poco a poco a un nivel superior, es lo que nuestro cuerpo conoce como adaptación.

Los esfuerzos para promover el cambio son muy escasos, ahora. En tiempos de pandemia parece ser más complicado que antes, por la poca cantidad de espacios para ejercitarse; la prohibición de estar en parques, la limitación de aforo, el contacto con otras personas, el miedo, entre otros factores. Sin embargo, esto no debería ser un impedimento para nosotros, puesto que hay una gran ventaja al estar en casa, podemos ejercitarnos, realizar actividades lúdicas que nos estimulen e impulsen a recrearnos de manera física, emocional y psicológica.
Se han presentado a menudo procesos dolorosos o molestos en diferentes zonas de nuestro cuerpo, resultado del teletrabajo o sedentarismo al que nos hemos acostumbrado durante este periodo de tiempo, el cual nos hace preguntarnos, ¿por qué pasa esto si no estoy haciendo nada? Y esa es la respuesta: Falta de movimiento.
Nuestro cuerpo necesita mantenerse en actividad física constante, porque para eso está diseñado, solo así podrá combatir y prevenir una lesión. Muchas veces desconocemos cuantos beneficios puede otorgarnos el movimiento en la salud física, metal y metabólica, esto genera un cambio de perspectiva en la vida diaria, uno se siente más activo, liviano, mejora el rendimiento y también actúa como un potencial liberador de energía. Además de favorecer el funcionamiento del sistema inmunitario produciendo anticuerpos que nos protegen de virus, bacterias, enfermedades infecciosas, cardiacas, diabetes y algunos tipos de cáncer.
Cabe mencionar que el índice de estrés se ha incrementado de manera desmesurada desde la cuarentena. Sin embargo, las actuales restricciones que debemos acatar, el aislamiento social, encierro forzoso, falta de ingresos, el miedo al desempleo, problemas en el entorno familiar, entre otros factores desencadena un estado constante de presión y angustia, las cuales pueden disminuir notablemente con ejercicio, ya que al estar activo pensamos en positivo, en mejorar, en dar nuestro mejor esfuerzo, en ganar y llegar un poco más allá cada vez. Logramos una sensación de superación personal muy grata.
Ciertas enfermedades mentales, tales como la depresión y ansiedad, con las que conviven muchas personas, algunas de las cuales no siguen un tratamiento adecuado y otras se limitan al uso de medicación y psicoterapia, ya sea por falta de información o porque no tengan entre sus prioridades ejercitarse, han presentado la disminución de síntomas al llevar una vida activa físicamente.
Hay personas que desconocen por completo el ejercicio y es necesario comprender que no deben hacer el mismo ejercicio que haría alguien que ya ha tenido experiencia, entonces, se debe ir graduando poco a poco, el tiempo, esfuerzo y periodos de descanso, siempre escuchando a nuestro cuerpo, entender cuanto es necesario y no llegar al límite.
Físicamente vamos a notar un incremento de fuerza muscular, el mejoramiento de la movilidad articular y equilibrio, por ende, más seguridad al realizar nuestras actividades y disminución del riesgo a tener una lesión o caída.
Podemos comenzar con una rutina de ejercicios de 150minutos (2:30h) semanales, las cuales pueden ser distribuidas en intervalos de 30 minutos por 5 días a la semana.
La caminata es un ejercicio aeróbico, el cual tiene excelentes resultados a nivel cardio respiratorio, además de ser el más conocido y accesible, se lo puede realizar independientemente de la edad y manteniendo la distancia necesaria. Hay otros tipos de rutina, en los cuales se puede moderar las repeticiones y descansos a su gusto dependiendo de la condición física en la que se encuentra, hasta que el cuerpo se adapte paulatinamente, ejercicios con su propio peso corporal, es decir, ejercicios que no incorporen peso extra, como: sentadillas, plancha abdominal, flexiones de pecho y zancadas. También se puede variar con otras actividades, como: yoga, pilates, bailoterapia, natación, u otros deportes.
El objetivo es mantenernos en movimiento, evitar el sedentarismo que nos mantiene en la zona de confort. Si ha tenido una lesión previa que no se rehabilitó de la manera correcta y aún le genera dolor o molestia, es necesaria la evaluación con un profesional de la salud, el cual determinará la manera más adecuada en la que pueda realizar ejercicio.