La ilusión latinoamericana sigue agitando y revolucionándose, careciendo de capacidad política y falta de talento aplicado, continúa sin norte, consumiendo y vendiendo conceptos panfletarios e ilusorios.
Latinoamérica sigue siendo cuna de perros que ladran contra los españoles desde hace doscientos años, y que hoy lo hacen contra el Imperialismo Yanqui.
Antes le enrostrábamos todas las culpas a la madrastra española, ahora nos inventamos un padrastro (Estados Unidos) para reclamar nuestra falta de espacio en el concierto de la globalidad.
La descripción que hace José Martí de nuestra mentalidad folclórica, en su obra “Nuestra América” nos hace reflexionar: “Éramos una visión con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisino, el chaquetón de Norteamérica y la montura de España”.
Hasta hoy, no tomamos conciencia de nosotros mismos, ya que nos vendemos como seres libres, pero inventamos nuestras propias cadenas, y por ende nuestras visiones pobristas se acrecientan criticando el tutelaje, pero sometiéndonos en forma manceba a esos tutores.
Nuestro estado de inconciencia ha hecho que en nosotros domine la razón ajena, ya que no conocemos bien del manejo de las herramientas filosóficas y tecnológicas para salvarnos del descalabro que producen nuestros idealismos chauvinistas.