La pandemia del exceso de información.
A medida que el ser humano fue evolucionando, buscó formas para comunicarse y expresar sus ideas de manera escrita o pictórica, para compartirla con el resto de las tribus.
Desde las pinturas rupestres, la escritura cuneiforme, pasando por los rollos de los pergaminos de la Biblioteca de Alejandría, las pinturas y escritos del Renacimiento, la invención de la imprenta de Gutenberg, hasta hoy, con la gran autopista de la información, llamada Internet, podemos decir que compartir información hoy por hoy está al alcance de un toque.
Esta Red Global nos permite tener acceso a casi toda la información del mundo, puesto que gran parte del registro de la información de cualquier carácter está en la Web. Inclusive, nuestros datos personales como: nombres y apellidos, fecha de nacimiento, dirección, números telefónicos y hasta exactamente nuestra geo localización.
Es decir, para saber cualquier cosa de cualquier persona, producto, marca, empresa, historia, dirección y hasta en casos extremos violentando nuestras seguridades datos sensibles, únicamente hay que saber cómo buscar y que teclas aplastar, el resto es la respuesta que buscamos.
Mismas respuestas las damos a conocer en nuestras redes sociales, servicios de mensajería y de e-mail, con la información que es de nuestro interés, para quienes también comparten los mismos gustos que nosotros.
Pero, ¿qué pasa cuando compartimos la información equivocada?
Comenzamos a generar un efecto de “bola de nieve”, que riega a través de estos medios información falsa, que desinforma en lugar de dar una información precisa sobre lo que se ha compartido. Causando esto diversas opiniones por la tergiversación del tema, finalizando en acalorados debates, con disputas por puntos de vista distintos muy personales entre varios actores y en algunos casos la contestación oficial para desvirtuar lo qué se puede haber convertido en viral.
Se puede decir entonces que el exceso de información sobre cualquier tema, sea cierto o falso, provoca en las personas un efecto devastador, haciendo que muchas veces saquen lo peor de sí mismas.
Esta enfermedad, si se puede decir así, se llama “Infodemia”, y sus consecuencias pueden llegar a ser fatales para la personalidad del hombre, especialmente en este año que ha transcurrido desde el inicio de la pandemia provocada por el coronavirus, puesto que este exceso de información verificada y también la que está sin contrastar causa consecuencias gravísimas en las personas, haciendo que tomen decisiones radicales para evitar dicho mal; como consumir productos químicos, agentes limpiadores de superficies dañinos para la salud, provocando así otro problema que atender dentro de la misma pandemia, puesto que, a corto o largo plazo es un problema de salud pública que también deberá atender el estado.
El uso incorrecto de la información no verificada o no bien contrastada hace que la sociedad se torne susceptible a la misma, y dependiendo de la persona será utilizada a bien convenir para cada uno.

Como sociedad y como personas, tenemos la responsabilidad de saber contrastar la información, para que cuando la compartamos no sea causa de polémica entre quienes tienen diferentes opiniones, es decir, cuando publiquemos algo sepamos que si alguien impugna nuestra fuente, tengamos los argumentos necesarios para responder, con los respaldos de las fuentes verificadas sobre lo que se discute. Así evitaremos en gran medida el caos dentro de las redes.
C. Renato Moncayo Moscoso – Corresponsal en Cotopaxi.