
El mayor bien ético es la educación. Más si sus estudiantes se transforman en clientes del Sistema y no en sus alumnos, ellos no hallarán el camino del buen provecho.
La Educación Universitaria debe exigir ser tratada como un bien ético mayor, de tal forma que no siga en manos de Mercaderes, sino en manos de formadores, investigadores y académicos con vocación.
Las últimas mediciones de profesionales, aspirantes a cargos de Maestros para el Magisterio Nacional, dieron cuenta de que el 90% reprobó, a pesar de que muchos de ellos venían de Universidades privadas y religiosas, de donde se suponía debía haber salido “algo mejor”.
La educación no puede seguir adornada de “academicismos discursivos”, que lo único que han hecho es marear el proceso formativo de sus educandos.
Nuestras Universidades, siguen equivocándose en el reconocimiento de los mejores caminos para formar una élite para su Nación, por eso es imperativo un “Revisionismo Universitario” que endurezca los procesos de evolución sociológica y tecnológicos, sino quedará como otra crónica más de idealización de la Función Universitaria.
Recordemos que la Universidad, tal como está diseñada en el Ecuador, es corresponsable de nuestros déficits sociales, y duélale a quien le duela, en ella se reproduce y acrecienta nuestra anemia científica, académica y formativa, ya que nuestro modelo Universitario es la síntesis de la Anti – Universidad.
TIRO: 80