Gritos de libertad se escuchan por todo el continente europeo. Miles de personas en las distintas ciudades europeas han salido a las calles a manifestarse en contra de las medidas impuestas por sus gobiernos. Algunas marchas son pacíficas y otras son violentas. Las infecciones por el Sars Covid 19 han vuelto a surgir, a pesar del alto porcentaje de vacunación del 85%. Las salas de los hospitales y cuidados intensivos se vuelven a llenar por los nuevos contagios.
Austria e Italia han impuesto restricciones muy estrictas. En Italia es obligatorio que los trabajadores presenten el Pasaporte Verde, de lo contrario; no pueden acceder a sus lugares de trabajos. Muchas personas han renunciado porque se niegan a recibir la vacuna, sobre todo por el miedo a los efectos adversos. En Austria el gobierno ha obligado a cerrar el rubro hostelero y han decidido mantener abiertos solo los negocios esenciales como supermercados y farmacias. Al igual que en Grecia, donde hubo una protesta muy grande del gremio, porque se niegan a hacer de policías y verificar si sus clientes han sido vacunados o si tienen un certificado que indique que no son portadores del virus.
En Holanda también han vuelto las restricciones, el Gobierno ha pedido a sus ciudadanos que traten en lo posible de trabajar desde casa y que limiten el número de personas que pueden visitar el hogar. Las mascarillas que ya habían sido retiradas, excepto por su uso obligatorio en transporte público y hospitales o casas de enfermos, han vuelto, todo el mundo tiene que usar la mascarilla dentro de los establecimientos comerciales, excepto en las calles, donde el gobierno no ha impuesto su obligatoriedad, el cual ha seguido una política parecida a Suecia, desde el inicio de la Pandemia.
Alemania, otro país donde están subiendo los casos, probablemente en un corto plazo, también sigan el camino de Italia y así toda Europa, donde será casi imposible, transitar sin portar un documento que indique que no son portadores del coronavirus sus ciudadanos. En los últimos días se han producido manifestaciones por el regreso de las restricciones también en Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Croacia y Eslovenia.

Lo mismo en Reino Unido y en Francia donde las marchas en contra de las medidas han sido multitudinarias y han durado días. En Suiza muchos ciudadanos se han lanzado a las calles de manera pacífica en contra de las medidas, sobre todo del pasaporte corona. Muchos Europeos piden que haya libertad para elegir el mejor tratamiento contra el virus y que no haya una obligatoriedad de la inoculación, porque esta, va en contra de los Derechos Universales contemplados en la Constitución y en tratados Universales.
Los Europeos que se resisten a ser vacunados, no minimizan la seriedad y peligrosidad de la situación, pero si piden a sus gobiernos la posibilidad de poder elegir otros tratamientos alternativos. Muchos dicen que lo que están viviendo es un Apartheid, una sociedad dividida entre los vacunados y los que se niegan a recibir la vacuna. Llaman a sus gobiernos autoritarios, por querer imponer normas que impiden la propagación del virus y el nuevo brote y así poder evitar el colapso de sus sistemas sanitarios.
En Dinamarca también han salido a protestar en contra del Pase Sanitario, porque lo consideran discriminatorio, yendo en contra de la privacidad de las personas. En España, las protestas han sido muy pequeñas, quizás porque fue uno de los países con un alto índice de muertos al principio de la pandemia, por lo tanto sus ciudadanos están conscientes de la importancia de seguir las reglas impuestas por su gobierno para paliar la situación.
Karin Herkt, corresponsal en Holanda.
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