
Entre los populismos de Derecha o de Izquierda, han orquestado hambres para entre ellos dirigir la eterna y patológica distribución de raciones, ya que tienen muy claro que “el que reparte la torta, manda y se queda con el mejor pedazo”.
Hemos visto a lo largo de la historia del Ecuador, que en la política se juegan las cartas como en el Póker, unos farolean; otros se roban los comodines y se acomodan, en tanto los más audaces marcan cartas.
Nuevamente, algunos de los candidatos y precandidatos a las próximas presidenciales quieren hacer creer que repartirán las cartas, pero sin que los otros se percaten que ellos se quedarán con la mejor parte.
Estamos a escasos meses de la Elección Presidencial. El Correato y el indigenado cobijados por la estructura política del Centro Democrático, van dándole forma a un frente de Izquierda unida; en tanto la Derecha ecuatoriana no encuentra un “Proyecto común equilibrado”, donde asome alguien realmente carismático que responda a las necesidades contemporáneas; y por el contrario, la individualidad en ciertos liderazgos carentes de carisma se aferra a candidaturas, cuyo pronóstico no es favorable.
Mientras la Derecha permanece desunida, nuevamente la Izquierda comienza a presentar un bloque consensuado de amplio espectro.
En tanto, la “tendencia derechista”, no define una clara estrategia para enfrentar las Elecciones Presidenciales del 2021, a través de un Proyecto Nacional, no solo dirigido al desarrollo del emprendimiento, eso sí, sin olvidarse de aportar de un plan de amplio espectro para generar bienestar social para todos los ecuatorianos.
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