El hombre a lo largo de su periodo existencial, (de la caverna a su actual cuerpo social), ha acelerado su forma de goce refinado y sus herramientas con las que lastima y construye. Es decir, desde la piedra pasó a la bombache, de prisa aceleró su tecnología, más no el control de su forma de gozar su soberbia. De igual modo, la estupidez humana es tan grande que es capaz de hacer pasar la productividad de 800 cajas de banano por hectárea a 5.000 cajas, sextuplicando la producción, así como de 1 tonelada de arroz a 20 toneladas por hectárea. Sin embargo, no mejoran sus sistemas de distribución porque la codicia y la avaricia lo inmoviliza.
La estupidez humana sigue siendo redonda y primitiva.