Ecuador es un país de contrastes, nuestra democracia es frágil, nace con acuerdos de gobernabilidad y cogobiernos. Todo esto, debido a la mayoría necesaria para manejar la Asamblea y legislar, no así las componendas que son los “acuerdos entre privados”, que son las que producen hartazgos.
Moreno ganó la elección con el Correísmo y eso es innegable, la fractura o tracción a ese proyecto no nació en la Asamblea, sino con una consulta popular del “7 veces SI”, en que es derrotado el Correísmo, y un Consejo de Participación Ciudadana Transitorio (CPCCS-T), presidido por el Dr. Julio Cesar Trujillo, fue visto por la ciudadanía con ojos de triunfo, pero así mismo la esencia del Correísmo jamás fue separada del gobierno, podemos decir que los mandos medios y altos siguieron enquistados, la Justicia y la Fiscalía ya no era una dependencia ni estaba bajo el control de Correa, pero así mismo esa justicia no pudo terminar su labor al ver cómo los enjuiciados se escapaban, con o sin grilletes, no se recuperó un centavo y esa factura la está pagando el gobierno de Moreno, el dicho popular que los pueblos son intuitivos se cumple y la ciudadanía ubica a Correa como beneficiario y parte del gobierno de Moreno
¿OPOSITOR O ALIADO?

Correa le apostó a ser el opositor de Moreno, creyó que como todo gobierno debe de llegar a acuerdos y alianzas, esa sería la factura para enrostrarle al oponente de turno, pensó que los pueblos olvidan y no tienen memoria, apeló al olvido y que la historia no le pasaría la cuenta completa de gobernar y cogobernar por 14 años, y no es que le lavemos la cara a Moreno que se vio en la necesidad de llegar a ciertos acuerdos con otras tiendas políticas, y así entender que Moreno permitió un pluralismo ideológico dentro de estos cuatro años que le dieron visos de democracia al aplicar una gobernanza a medias o a medida.
El desgaste de todo gobierno tiene un precio al final del periodo, y ese desgaste no está en las sabanas con los acuerdos de gobernabilidad que hizo con Nebot o Lasso, sino que la calentura de catorce años pasarán la factura completita a Correa, Moreno, Arauz y todos los beneficiarios del Correísmo puro y duro, y es que los políticos esperaron a jugar al gato y al ratón, y los pueblos terminan castigando al cómplice y al encubridor, pero ese es otro tema para un próximo análisis.
Giovanni Reyes – Corresponsal en Guayaquil, parroquia Tarqui.