Una verdadera fiesta fue la que vivió el correísmo en sus 10 años al hacer del Banco Central su caja chica y decidió cambiar los activos líquidos por papeles sin respaldo.
Lo mencionado ha dejado un déficit que llega a 6.700 millones de dólares, esa es la razón para la promulgación de “La ley de Defensa de la Dolarización”, para qué politiqueros o aventureros no puedan manotear los dineros de nuestra pequeña economía, ahora el Banco Central pasará a tener una autonomía técnica y jurídica, con discreción, hasta llegar a tener una verdadera reserva monetaria.
El Banco Central no es prestamista del gobierno de turno, por el contrario; esta ley permitirá que se corrija ese horror económico poniendo un plazo que permitirá corregir hasta el año 2035 en que no se podrá tocar ningún dinero del fondo.
Todos esos ahorros se irán acumulando llenando los diferentes fondos en los que se compone la reserva; ese Banco tendrá administradores que serán verdaderos guardianes de nuestros ahorros y serán los que precautelen de la manera más segura todo el Tesoro Nacional.

Los administradores del Banco serán 3 personas y permanecerán 4 años en funciones, se crearán 2 Juntas para la administración del Banco en una especie de duplicidad de funciones quedando compuesto por una Junta Monetaria y una Junta Financiera.
Desde que se dolarizó nuestro país, el Banco Central fue administrado por la sociedad civil de una manera eficiente, consiguiendo que en 8 años haya un ahorro de 8.000 millones de dólares, logramos crecer a un ritmo acelerado de 4,7% anual, se elevó la masa monetaria, hubo superávit, es decir; no tuvimos déficit fiscal, no adquirimos deuda, disminuyendo el índice de pobreza como consecuencia de un Banco Central bien administrado, hasta el 1 de enero del 2009 en que el Artículo 303 de la Constitución de Montecristi puso todos esos “fonditos” en manos del Presidente Correa que dilapidó todos esos dineros ahorrados, ya que convirtió al Banco Central en prestamista de última instancia.
Será el Presidente Lasso el que “le ponga el cascabel al gato” y realice los cambios constitucionales que derogue el Decreto 303 que permitió la indiscreción monetaria en las manos del Presidente de turno por todos estos años y haciendo ver que él gobernará pensando en las próximas generaciones, es hora de que se demuestre que la dolarización no fue una novelería ni capricho de nadie; es la razón de tener un país mejor y digno de orgullo para cada ecuatoriano.
Giovanni Reyes – Corresponsal en Guayaquil, Parroquia Tarqui