Muchos abogados dicen “es mejor un mal arreglo, que un buen litigio”, es preferible no tener que llegar a una controversia, y que todo se base en un buen contractual, con reglas, responsabilidades bien definidas y salidas fáciles de la relación contractual.
La receta de un buen contrato:
Todo se inicia con un equilibrio de las obligaciones de las partes involucradas, y que ambas partes tengan la seguridad de que se benefician del negocio, proyecto o emprendimiento. Sin lo mencionado, tendremos una relación tirante y una receta al fracaso.
La mayoría de las personas o compañías prefieren no asesorarse con un abogado, porqué consideran que la parte legal es muy costosa, que no es necesario, o simplemente prefieren tomar un modelo que les paso el amigo de un amigo. Pero desconoces que los honorarios y gastos por un litigio son diez veces más elevados -siendo conservador- que la asesoría por la revisión del contrato, o inclusive, pagando un fee mensual a un abogado para que nos asesore en los temas básicos de sus negocios o empresas.

Los contratos son tan importantes en un negocio como la negociación, he visto negocios importantes caerse por un mal contrato, así también he visto salvar negocios por haber redactado bien las cláusulas de los contratos. Tenemos que tener en cuenta que leer el documento no es suficiente, el entendimiento de las consecuencias de ese contrato es lo principal, y que el documento debe de estar ajustado a la realidad del negocio y no a la conveniencia de una de las partes.
Debemos buscar asesóranos por expertos del derecho, hay que dar esa oportunidad a ese amigo del colegio o conocido que estudio leyes, también hoy en día con las redes sociales es fácil conseguir a un abogado moderno que nos pueda asesorar por un precio ajustado a nuestras necesidades, así también el proteger “la propiedad intelectual” de nuestro negocio o empresa, pero eso será parte de otro artículo.
Giovanni Reyes
Corresponsal en Guayaquil, Parroquia Tarqui.