…Es la clave para la competitividad del país.
Hablar de innovación, significa crear o mejorar productos, procesos o sistemas, también se entiende como el proceso complejo de llevar las ideas hacia los mercados en forma de productos o servicios novedosos.
La innovación, viene a ser la herramienta por medio de la cual las empresas se adaptan al cambio para tomar las nuevas oportunidades del entorno, y para ello; deben incursionar en procesos de investigación y desarrollo.
El término “Innovación“, es empleado recurrentemente en los entornos empresariales mundiales, pero ¿qué tan real es su aplicación en las empresas ecuatorianas?
En Latinoamérica, existen pocos íconos empresariales que realizan grandes inversiones en materia de investigación y desarrollo (I + D), por lo tanto, los resultados desprendidos de estos procesos son minúsculos en la mayoría de países de la región, incluído el Ecuador.
En América Latina se realiza una inversión promedio equivalente al 0,8% de su Producto Interno Bruto, y solamente un porcentaje pequeño de empresas, el 8%, invierten en investigación y desarrollo, siendo la razón que explica los bajos niveles de competitividad de estas empresas. La gran inversión en I +D en países de la región se da en empresas con grandes capitales y con alta incorporación tecnológica.
En países vecinos y en Ecuador, el tejido empresarial está predominantemente conformado por micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), de tal forma que resulta difícil que puedan hacer inversiones en I +D, pues sus niveles de rentabilidad son bajos.
La ausencia de innovación en las mipymes ocasiona que no puedan crecer al mismo ritmo que crecen otras empresas similares en países más avanzados, tampoco logran generar empleo adecuado y se les hace difícil la implementación de tecnologías que permitan generar mayor valor agregado a sus productos.

Antes de la llegada de la pandemia causada por el Covid-19, las empresas ecuatorianas no estuvieron preparadas para hacer frente a las nuevas relaciones de comercio y distribución de bienes y servicios; muchas debieron incorporar tecnologías de manera improvisada y acelerada, y otras, no fueron capaces de resistir a la fuerte contracción del consumo, particularmente en bienes no relacionados con la industria de alimentos, salud, aseo, limpieza, etc., y quebraron.
Resulta complejo para las mipymes ecuatorianas crecer y volverse más productivas y competitivas en las condiciones actuales, con escasa inversión en procesos de I + D. Por sí mismas, las empresas pequeñas no están en capacidad financiera de realizar inversiones significativas, y los esfuerzos de los gobiernos no llegan a ser eficaces para darles el impulso.
En el país persiste la necesidad de implementar políticas públicas que motiven a las empresas a involucrase en estos procesos paulatinamente, pues actualmente no están preparadas para dar el salto hacia la innovación; sin embargo, el aceleramiento de los cambios tecnológicos y la revolución digital están obligando a las empresas a entrar en el dinamismo de los mercados internacionales.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) se puede implantar una serie de medidas que impulsen los procesos de innovación empresarial, tanto desde el ámbito de las organizaciones públicas como privadas. Entre las medidas más significativas están los incentivos a las empresas que realizan inversión en innovación, la normativa legal favorable para la creación y crecimiento de empresas nuevas, el impulso de los mercados financieros y capitales de riesgo para fomentar fuentes de financiamiento para las empresas, la apertura y dinamismo con los mercados internaciones, etc.
El país debe reorientar su visión y catapultar a su tejido empresarial hacia el mejoramiento de la productividad y la competitividad, lo cual, solo será posible mediante la incorporación sostenida de procesos de investigación y desarrollo.
Carmen Patricia Teanga Zurita – Corresponsal en Carchi.