En 1991, a raíz de la firma de los “Tratados de Paz” y finalización de la “Guerra Fría”, las naciones perdieron interés en el espacio y abandonaron la mayoría de los proyectos espaciales. Como producto de lo mencionado; el presupuesto de la NASA cayó en un 50%, y por otro lado; Rusia se quedó sin dinero y abandonó la carrera espacial. Así mismo, China con la CSNA inició en 1956 su carrera espacial, pero es a partir de 1999, en que lanza un primer cohete que se desintegra.
En un nuevo mundo tripolar representados por Rusia, China y EEUU, existe una tercera carrera por la conquista del espacio, pero ya no desde las naciones como protagonistas de la misma, sino desde la empresa privada, y con una reingeniería que hará ahorrar ingentes cantidades de dinero, así como la reutilización y recuperación de partes y piezas. Esto es lo que hace posible esta nueva carrera, donde visionarios como Elon Musk, Jeff Bezos, no solo ven al espacio como un lugar de turismo, sino también ven la capacidad de explotar los minerales infinitos.
Once mil millones de dólares actuales, es lo que invirtió en la carrera espacial el gobierno norteamericano, empleó a cuarenta mil personas y solo así le ganó la carrera a la URSS. Previo a esto, hay un tratado en la que los Estados se guardan y preservan para sí el control, donde toda iniciativa privada queda subordinada a sus gobiernos, es decir; la iniciativa siempre va a estar en manos de políticos, gobernantes, o directores de los gobiernos. Una verdadera política de Estado en materia aeroespacial.
Y es que la tercera carrera espacial tiene otros costos y otra tecnología; cuando estos gobiernos dejaron de ver el espacio como un sitio de importancia militar y la empresa privada adquirió la tecnología para abaratar costos y hacer cohetes espaciales pudieron retornar y recuperar motores, partes y piezas. El costo del lanzamiento actual del Space X, empresa de propiedad de Elon Musk, es de sesenta millones de dólares, que comparado con los quinientos millones que costaba el transbordador espacial en los años 90, es una ganga. Esto nos da a entender que el privado siempre puede hacerlo mejor que el público.

¿Qué hay en el espacio? , ¿Dónde está el negocio?, ¿Hacia dónde vamos con esta carrera aeroespacial?…. Son muchas las preguntas que nos hacemos.
En los próximos años tendremos en órbita una constelación de miles de satélites que abaratarán más las comunicaciones, el turismo espacial no será solo para los que tienen mayor poder adquisitivo. La idea es que muchas más personas accedan a estos viajes, y el caviar de todo esto será “la minería espacial”, el espacio puede ser una fuente inagotable de materias primas, hierro, níquel, iridio, platino, oro, cobalto, osmio, tungsteno, es decir; se podrá explotar cantidades suficientes de estos materiales durante miles de millones de años
Estamos hablando de un nuevo mundo con una nueva forma de desarrollo, de donde saldrán nuevas formas de generar riqueza. Todo esto, lo veremos en este siglo dentro de esta nueva carrera espacial.
Giovanni Reyes – Corresponsal en Guayaquil, Parroquia Tarqui