
El liderazgo como proceso político es la única forma
de configurar una práctica contemporánea
para dar origen a una política más horizontal y ciudadana,
que logre disminuir o liquidar la zozobra
que producen aquellos caudillismos
que someten a los pueblos a verticalidades abismales
donde se les exige vivir sometidos a su visión redentora.
Los liderazgos deben favorecer el desarrollo de una mínima sincronía que permita el mejor funcionamiento y perfeccionamiento de la política, de acuerdo a estos momentos posmodernos en el que la humanidad
debe alcanzar a ser más democrática.
En fin, la política debe volverse un medio con un fin fundamental;
que desde la política socialmente se produzca
una humanidad mucho más horizontalizada,
colaboradora y competente en su relacionamiento.
TIRO: 327