La sed de ser, la sed de tener, “hacen al hombre un escultor de innumerables tumbos”. Perversa filosofía humana; el hombre cree que va asentando en un carruaje de saberes, más nunca se entera que va montado en el carruaje de las impertinencias.
Así pasan los años, y terminamos creyendo que el tiempo nos ha estafado, “que sin decir nada imprimió en el olvido nuestras huellas”.
LA TIRANÍA DEL ESPÍRITU HUMANO
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