
En días pasados, observamos varias fotos de estudiantes de la Universidad de las Artes de Guayaquil, reclamando por la reducción inconstitucional del Presupuesto Universitario; y por el otro lado, Académicos de la UArtes; un poco resentidos por el comentario que saliera en el “Diario Digital La Calle”, donde hice énfasis acerca de que en la UArtes se hicieron pocos esfuerzos para ser eficientes.
Hoy cuentan con una comisión interventora, a quien sugiero con el ánimo de mejores días para la UArtes; la necesaria implementación de una auditoría externa independiente, para revisar los siguientes aspectos:
Los procesos pedagógicos, sus metodologías, los contenidos curriculares, que podrían estar manipulando el espíritu de los estudiantes, usando Activos Públicos para sostener feudos doctrinales y no creando artistas libres.
De igual modo, una Auditoria Económica sobre los gastos generales, salarios, pero sobre todo, la valoración del rendimiento de los asalariados, además de una auditoria extensa sobre todas aquellas compras e inversiones que se hicieron en la Biblioteca, en el Edificio la Previsora, en el Telégrafo, entre otros.
La comisión interventora debe revisar y dar cuenta sobre la contratación “politizada” de algunos camaradas, cuyos méritos académicos eran menores, pero tenían que responder al llamado de los intereses de sus camaradas revolucionarios.
En resumen, la UArtes debe romper con esa “aureola de cenáculo impoluto”, para transparentar por fin sus actos económicos, formativos, investigativos y académicos; y no encerrarse en una defensa acérrima de los intereses de determinado grupo áulico.
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La UArtes no tiene ninguna comisión interventora, lo que hizo el Gobierno es nombrar una nueva Comisión Gestora, que debe cumplir con su función de terminar la tarea de institucionalizar la Universidad a fin de finalmente tener una autonomía Universitaria. No confundir las figuras.