Hay muchas instancias que se construyen para comprender la vida política de los jóvenes, sus mensajes, valores y costumbres. Donde se haga énfasis, el argumento de fondo suele ser común. La gran mayoría de los jóvenes parece relacionarse con el mundo de la política de una forma distante y desconfiada, encerrados en una prisión de rígida institucionalidad mal entendida y corrupta. De la metáfora tan utilizada actualmente para referirse a la Juventud, aquella del joven desorientado que negocia su propio camino entre oportunidades y riesgos pasamos al terreno de lo político; a involucrarnos con la imagen de un joven que asume pasivamente un universo de significaciones negativas y pesimistas.
De este escenario se escaparía una pequeña minoría que no sucumbe al discurso idealizado que nace de estar alejado del frente de batalla. Hay una minoría que escogió actuar; atreviéndose a trabajar en medio de las fieras. Jóvenes que decidieron cumplir con el llamado cívico de una nación desesperada, un llamado difícil de contestar; sobre todo si de por medio existe un mar de intereses oscuros y traiciones de antiguos poderes que desean mantener el status quo del fracaso y la podredumbre. Entre estos jóvenes podemos citar al vicepresidente Otto Sonneholzner y al Gobernador del Guayas Pedro Pablo Duart.
Me atrevo a citar sus nombres en este momento, al sentir pasar las horas más sombrías de la pandemia y se revelan los nombres de hombres y mujeres que ofendieron al país con su descaro, protegidos por el poder más escabroso. Es momento de transmitir y construir la esperanza; cimentada en la figura de políticos jóvenes que no se mancharon, a quienes no se les pudo señalar con un dedo acusatorio; integrantes de una juventud que persigue los valores morales de sus antecesores, que en 1810, 1820, 1895, 1944 y 1979, no temieron a asumir su rol de ser la imagen de la reserva moral de la nación. Jóvenes semilleros de la esperanza; sin temor de cargar sobre sus espaldas el peso del devenir de la historia. A ellos y a la juventud anónima con anhelos de trabajar por una sociedad que despierta luego de una larga pesadilla; les damos las gracias en nombre de un país entero.