Rafael Correa manda a decir que quiere una Comisión de la Verdad, y que a cambio entregará los votos de sus asambleístas, pero que no busca que se revisen los juicios donde ya tiene sentencia en firme.
En esta ocasión el vocero ya no fue el asambleísta Jiménez sino la periodista que difundía noticias falsas durante el intento del Golpe de Estado de octubre de 2019, Paola Cabezas.

Si el Expresidente Correa no está interesado en que una Comisión de la Verdad revise la sentencia que lo tiene en calidad de prófugo, ¿para qué pide dicha Comisión?
No sería la primera vez que Correa crea una Comisión de la Verdad sin que le interesen los resultados de su investigación.
El año 2012 el CPCCS de Correa creó una Comisión de la Verdad para que investigue unos contratos que había recibido su hermano Fabricio, lo que supuestamente desconocía el Presidente de la República.

Pablo Chambers en su informe demostró que Correa sí conocía del asunto, también determinó un perjuicio a todos los ecuatorianos por 143 millones de dólares, dinero que todavía no se recupera.
La respuesta de Correa, al informe de Chambers, fue el linchamiento judicial, sus Jueces lo sentenciaron y le cerraron sus cuentas bancarias, fue una persecución de 7 años, que terminó en el actual Gobierno.
¿Para qué podrá querer una Comisión de la Verdad, Rafael Correa, si nunca cree en sus conclusiones?
Un poco raro está el trueque que, parece, ya acordó Correa con los interesados en captar la Presidencia de la Asamblea Nacional.
En la primera vuelta al candidato Guillermo Lasso apenas lo respaldaron 1’830.172 electores, en la segunda vuelta 2’826.254 de anticorreístas le dieron el voto, con lo que logró los 4’656.426 votos que le permitieron ganar la Presidencia.
Ojalá Lasso no se olvide que no se gobierna dando la espalda al Pueblo que le dio el voto.
Una estrategia indica que “si no puedes vencerlo, únete”, los ecuatorianos vencieron al correísmo, por lo que no tienen la necesidad de unírsele.